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Zabana Inshallah

2011

Video y serie fotográfica

La exposición ZABANA, INSHALLAH (es decir, Zabana, si Alá lo ha querido así) supone el trabajo de dos años: a partir del verano de 2009, cuando Perdices colaboró en un proyecto técnico para el Museo Ahmed Zabana (Zabana fue el primer mártir de la independencia argelina) de Orán.

El proyecto consistía en la reordenación de la sala de objetos arqueológicos del museo. La labor del artista era la de intermediario entre los operarios del museo y el plan para la nueva lectura de aquellos objetos. Pero más que en intermediario, Perdices se convirtió en espectador del proceso de desmantelamiento, a fuerza de gestos y de movimientos, de una institución que era parte de un programa enciclopédico y de una imposición colonial. «Por otra parte», como señala él mismo, «me encontré con que el Musée Ahmed Zabana comparte uno de sus muros con la École des Beaux Arts en la que Yves Saint Laurent recibió sus primeras lecciones de dibujo… Por cierto: aún hoy en día los modelos de enseñanza y las verdades siguen fieles a los principios de la Academia francesa del XIX, ésa que Courbet destripa. Las mismas estructuras, las mismas poses de un tardoacademicismo rancio ahora con caracteres no occidentales y un pronunciado lookorientalista».

«No sé si el encuentro de mi trabajo con estas revueltas o revoluciones recientes en el mundo árabe es realmente fortuito. ¿No será más bien que ambos responden a esa necesidad de manifestar lo pulsional, lo individual, frente a lo institucionalizado? O tal vez se trate de ese ideal moderno de las minorías: necesidad de desmantelamiento. No deja de ser interesante este extraño paralelismo entre vida y arte. De hecho, hay acciones que no pueden sino estar motivadas por el efecto de las circunstancias: son los propios contextos los que producen o generan sus efectos. Por otra parte, si tuviera que trazar una línea que fuera desde mis primeros proyectos (The Black Photos) hasta los últimos (Negada, abierta y desnuda, en el Espacio de Arte Contemporáneo de Castellón, o Zabana, Inshallah), ésta apuntaría, sin duda, al lugar de la emancipación, por medio del uso del gesto personal, de la individualidad de un comportamiento o de una voz concreta… Es interesante como pueden éstos agitar, si no politizar, desde su propiaformalidad, el campo de lo normativo.»

Cinco fotografías de 50 x 70 cm, con marcos de latón, en las que se combinan diferentes imágenes del proceso de «transformación» del Museo Ahmed Zabana, y un vídeo de 10 minutos donde las viejas cartelas a máquina de escribir del Museo, algunas tomas de la vecina (y obsoleta) Escuela de Bellas Artes y el Manifiesto del realismo de Courbet se funden, literalmente, forman el eje de esta intensa y meditada propuesta.

Bidoun, Spring 2011 >