Se invitó a un grupo de escolares de la ikastola de Jakintza en Donosti a ocultarse en distintos lugares del aula escolar. Se habló del campo, de los conejos y sus madrigueras. Esos lugares donde el animal se agazapa de la vista general pero desde el cual es posible observar el exterior. 

Los estudiantes se escondieron dentro de los límites de su aula y en cualquier lugar en el que pudieron cubrirse sin la supervisión de ningún adulto.

5 minutos más tarde entré y fotografié el interior de este aula.

El juego libre y la capacidad personal de cada escolar parecía quebrar el orden visual y reglado del contexto educativo. Las fotográfíass obtenidas no pretenden ofrecer un rostro al espectador, a pesar de que en algunos casos es objetivado.

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