Estas vigas y dinteles fragmentados proceden de La Algodonera de Córdoba. Han formado parte de la arquitectura de sus naves hasta época reciente.

La Algodonera fue un centro industrial para el desmontaje y producción de algodón. Surgió en el contexto del cooperativismo agrario desarrollado por el franquismo y contribuyó al progreso económico de la ciudad. Este amplio complejo fue diseñado y construido a partir de 1951 por el arquitecto Rafael de la Hoz, quien recupera el lenguaje de la arquitectura moderna en la España de la Postguerra.

De acuerdo a la prensa de la época la cooperativa estaba gestionada por un Consejo Rector con integrantes del llamado Clan de la Caja Rural que asfixiaron la empresa motivando su cierre. Estos y otros intereses de sociedades inmobiliarias auspiciaron su venta en subasta pública en 1998.

El suelo ocupado por esta fábrica estaba reservado para usos agrícolas. Con gran sorpresa estos terrenos se propusieron dentro del Plan de Ordenación Urbana de Córdoba para la extensión de la ciudad en el sector de Poniente. Como consecuencia del acuerdo alcanzado entre el Ayuntamiento de Córdoba y las promotoras Noriega y Arenal 2000 se cambió su uso a residencial para la construcción de viviendas. 

Hoy sus restos expoliados y abandonados constituyen un complejo arqueológico que permite interpretar nuestra historia reciente. 

Esta obra, concebida para el patio del Museo Arqueológico de Córdoba dialoga con fragmentos romanos expuestos en este lugar y que surgen inequívocamente como productos de las crisis cíclicas de la historia. Evidencian y son testimonio de las distintas consecuencias y decisiones de los poderes políticos y de la especulación económica. 

En la actualidad la obra se encuentra en los jardines del Centro de Creación Contemporánea de Córdoba (C3A) con una nueva disposición y en relación con la arquitectura del Centro.

Obra producida con la colaboración de Córdoba Ciudad de las Ideas